Hace ya varios años que empecé a preocuparme por la cantidad de plástico en el planeta. Aunque siempre he tenido esa conciencia ecológica despierta no fue hasta que ví esta conferencia de TED que empecé a tener conciencia de la magnitud del problema. Empecé por llevar bolsas del tela al supermercado y a pelear por llevarme mis compras sin cartucho de los almacenes.
Cuando Lila empezó como proyecto, me di cuenta de lo fácil que es recurrir a plástico como emprendedores. El plástico abunda en la presentación, diseño y relleno de muchísimos productos.
Muchos de los artículos que están rellenos de bolitas están hechos de bolitas de PVC (policloruro de vinilo) o de polietileno (PE). Muchas de las cosas acolchonadas, almohadones, sobrecamas, muebles, etc., están rellenas de fibras de poliéster. En resumen plástico y más plástico.
Antes de que se use, ya el PVC está causando problemas. El proceso de producción de PVC, genera una sustancia llamada Dioxina. Esta es una sustancia tóxica que permanece en el cuerpo y se acumula en la cadena alimenticia.
Es cierto que el plástico se puede reciclar y aunque eso nos calme la conciencia la verdad es que plástico que se produce es plástico que estará con nosotros para la eternidad. El plástico no se degrada, solamente se fragmenta en partículas mínimas que se conocen como micro-plástico. Es decir se parte en pedacitos chiquititos.
El problema es que actualmente no tenemos muchas alternativas y el PVC es ampliamente utilizado. Por lo que se siempre que se nos presente una alternativa debemos tomarla. Mi decisión ha sido utilizar semillas y cáscara de arroz para rellenar los productos en Lila. Aunque todavía no contamos con diseños ecológicos optimizados al 100% hacemos el esfuerzo y aceptamos sugerencias.